jueves, 22 de octubre de 2009

Maltrato Infantil

A lo largo de mi experiencia he tenido la oportunidad de conocer muy de cerca casos donde era usual el maltrato infantil. Durante mucho tiempo me pregunté por qué utilizar esta práctica como método de educación? De manera que con el tiempo pude acercarme a la respuesta.
Si bien es cierto existen muchos factores que intervienen en este aspecto, tales como la situación económica de la familia, los largos periodos de trabajo fuera de casa, el estrés de los padres, las relaciones con los miembros de las familias, etc. Adicionalmente media el tipo de educación o las pautas de crianza por las que pasaron quienes conforman una familia, su elección a construir. Sin embargo, considero que el mayor motivo, sino el único, por el cual padres y madres maltratan física, verbal y hasta psicológicamente a sus propios hijos, no es lo que el niño o niña hace en si, como un daño, una nota escolar no esperada, una desobediencia, una inadecuada respuesta, en fin, la lista es larga; sino lo que produce este hacer en la emocionalidad del padre o madre. Es la ira que siente el progenitor lo que genera una respuesta violenta en él. Lo que hace que desahogue su ira en su hijo o hija. Muchas veces ni siquiera se dan cuenta de hasta donde está llegando el descargue de su ira, solo después observan su huella. Especialmente cuando ese descargue es físico, porque cuando es verbal o psicológico no es fácilmente visible.
Es allí donde considero importante que como progenitores nos adentremos hacia nosotros mismos y aprendamos a manejar nuestros enojos, para poder corregir la conducta o comportamiento de nuestros hijos. Cuando esta corrección la hacemos de una manera tranquila y a la vez firme, analizando la situación, se tienen mejores resultados. Cada caso es diferente y surgirán inquietudes a resolver, pero por ahora los invito a reflexionar acerca de cómo manejamos nuestra ira, es necesario aprender a separar el estrés laboral, social, económico, de la forma como educamos a nuestros hijos. Esa hermosa parte de nosotros, esos seres a quienes amamos y que debemos recordar ese amor mucho más en aquellos momentos que requieren de nuestra orientación y hasta de un correctivo. Es hacer la comparación con otros, es decir, en nuestro lugar de trabajo también sentimos desilusión o ira, sin embargo, no por ello golpeamos a nuestros compañeros de trabajo o a nuestro jefe… eso es impensable! Por lo cual nos controlamos y lo manejamos de una manera diferente, entonces qué pasa con ese mismo control cuando sentimos enojo por las personas a quienes amamos? Más cuando esas personitas nos ven como lo más grande del mundo? Somos sus modelos, su referencia de amor, de socialización, a través de nosotros aprenden a conocer el mundo, a sentirse a gusto con ellos mismos, nos aman y esperan siempre sentirse seguros con nosotros. Entonces, démosles lo mejor de nosotros a ellos, hagamos que se sigan sintiendo seguros con nosotros, seamos unos modelos adecuados a seguir, tratémoslos como a nosotros nos gustaría que nos trataran si fuéramos niños o niñas. No es fácil, pero es necesario empezar.