domingo, 25 de septiembre de 2016

INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LIDERAZGO COTIDIANO

Cuando se escucha la palabra inteligencia suele interpretarse como característica propia de una persona versada o preparada intelectualmente y cuando se escucha la palabra emoción, se hace referencia a los sentimientos, los cuales se supone deben ser objetivados al momento de tomar decisiones.

Pues bien, hemos escuchado hablar de una conjunción la cual se ha tornado mucho más valiosa y es la inteligencia emocional, la cual hace alusión al conocimiento de las emociones y la capacidad de comprender las propias y las ajenas.

Cada uno de nosotros se convierte en un líder en los diferentes espacios donde nos desarrollamos: la familia, los círculos sociales, el trabajo, de tal manera que se hace necesario adentrarnos a ese mágico mundo de las emociones y de la necesidad de poder identificar las nuestras y las de quienes nos rodean, dado que la paleta de emociones nos acompañan en nuestra cotidianidad y en la medida que aprendamos la habilidad de  controlarlas y usarlas, hará que seamos más eficientes.

Para lograr desarrollar la habilidad planteada es necesario tener en cuenta que hay tres aspectos que orientan nuestro ser y nuestras relaciones con los demás: El sentir, el pensar y la acción. De tal manera que al tener un sentimiento se traduce en un pensamiento, este en una palabra y con todo el poder que ella encierra se convierte en acción.

La tarea desde nuestra postura como padres es orientar a nuestros hijos en el conocimiento, control y manejo de las emociones, para hacer de ellos unos seres con la habilidad de comprenderse a sí mismo y al otro. En esta medida tendrán relaciones sociales más eficientes y fluidas.

No obstante, no podemos dar de lo que no tenemos, así que se hace necesario revisar nuestra inteligencia emocional y empezar a ejercitarnos en ella, tanto como hacen los deportistas de alto rendimiento, entrenan para lograr la meta, así mismo debemos entrenar en el día a día la habilidad de conocer y controlar nuestras emociones para poder comprender las de quienes se relacionan con nosotros.

Saber aplicar adecuadamente la inteligencia emocional contribuye a mejorar las relaciones con la pareja, la familia, los amigos, compañeros, equipo de trabajo; impulsa la aptitud de credibilidad y liderazgo; favorece la resolución de conflictos de forma armónica y satisfactoria; y facilita el desempeño individual de la actividad profesional reduciendo estrés en casa y en el trabajo.

La inteligencia emocional aplicada a los distintos espacios donde nos desenvolvemos nos permite mejorar en torno al liderazgo y toma de decisiones, entre otros tópicos, requiriendo el desarrollo de habilidades como empatía, la resolución de conflictos, adaptabilidad, simpatía, entre otros.

En algún momento de nuestras vidas tendremos la oportunidad de ejercer como padres, jefes, compañeros, orientadores, docentes, etc., he ahí la importancia de potenciar la capacidad de ser líderes, siendo necesario que tengamos en cuenta el valor que la inteligencia emocional tiene para desempeñar este rol y  desarrollar las capacidades necesarias.

Debemos recordar que para ser eficientes como líderes, debemos tener un conocimiento claro de nuestras emociones y saber que cada una de nuestras acciones genera alguna reacción en las personas de nuestro entorno. Es así como debemos relacionarnos y trabajar en conjunto con los demás.


Finalmente, la tarea con nosotros mismos es tomarnos tiempo para identificar nuestras emociones, aprender a regularlas, desarrollar la habilidad de comprender las emociones de los demás y fortalecer las habilidades sociales. Depende de cómo nos sentimos, así mismo pensamos y actuamos. Recordemos y concienticémonos que no todos sentimos ni pensamos igual.