jueves, 28 de abril de 2011

El matrimonio: una decisión


Cuando se vive un proceso de noviazgo atravesado por el enamoramiento, la atracción mutua, el querer compartirlo todo con ese ser a quien se ama, muchos consideran que, como en los cuentos de hadas, el fin es llegar al matrimonio y perse, ser felices por siempre…

Si bien es cierto que la relación matrimonial vive distintas etapas, cada una con sus propias características y retos por resolver, la inquietud tanto de hombres como de mujeres, especialmente cuando lo comparan con el tipo de relación que se llevaba durante el período del noviazgo y las distintas expectativas al llegar dicha unión, es ¿cómo mantener el matrimonio?

En primera instancia es necesario clarificar que el matrimonio no es la prolongación del noviazgo. El matrimonio es un vínculo horizontal, es un acto de constancia, de elección diaria, es una opción de vida, una decisión dentro del proyecto de vida de las personas que optan por unirse, ya sea a través de rito religioso o por unión libre.

El matrimonio es mucho más que el ritual de unión entre dos personas que se aman. Es el inicio de un nuevo camino, es una nueva etapa en la vida de ambos en pareja, basado en un sentimiento mutuo, el amor.

Siendo una elección y opción de vida, se considera que para que funcione y se mantenga es necesario conservar en la memoria ese momento mágico en que se aceptaron en unión eterna, cuando, románticamente hablando, dos corazones se convirtieron en uno.  Es crearlo, decidir elegir a la pareja diariamente, es importante alimentarlo, abonarlo, ambos deben aportar lo mejor de cada uno para lograr los objetivos mutuos. Se debe querer para el otro lo que se desea para sí mismo, se debe estar dispuesto a dar y a recibir las distintas muestras de amor. Vivir la exclusividad de pareja, el respeto, el interés por el otro, la empatía, el afianzamiento de la comunicación. Esta última se convierte en base primordial entre los cónyuges, en la medida que se fortalezca la comunicación se consolida la relación matrimonial.

El amor genuino dentro del matrimonio es más que sentir, es practicarlo como el deporte. Es ensayarlo como un instrumento musical, es mantenerlo como el estado físico, se cultiva como un jardín.

Es importante tener claro que la responsabilidad de que el matrimonio funcione es exclusivamente de la pareja. Es una decisión de ambos el aportar para que su proyecto de vida como pareja siga adelante. Entre los dos se debe mantener viva y potente la llama del amor, de forma que cada acto de amor, cada recuerdo, se convierta en un trozo del carbón que la mantiene viva.