martes, 19 de enero de 2010

Relaciones de pareja: ¿Simétrica o complementaria?

    Partiendo de los comentarios en las entradas del documento Hombres y Mujeres : ¿Iguales o diferentes?, surgió la necesidad de ampliar las formas de relacionarse con unos y otras. De allí que dentro de las relaciones de pareja existen dos tipos de interacción: complementariedad y simetría. Estos se refieren a dos categorías básicas inmersas en los intercambios comunicacionales. Ambas cumplen tareas importantes y están presentes, de forma alterna, actuando en distintas áreas, siendo usual y necesario, que los miembros de la pareja (ya sea homosexual o heterosexual), se relacionen simétricamente en algunos espacios y de manera complementaria en otros.

En una relación complementaria, dos personas intercambian tipos diferentes de conducta, distintas pero interrelacionadas, de forma que al final se “complementan”: Una da y la otra recibe o una enseña y la otra aprende, una se halla en posición superior y la otra es secundaria, una ofrece ayuda y la otra la acepta, una da consejos y la otra los sigue, etc. Se presenta así un carácter de mutuo encaje de la relación, en la que ambas conductas tienden cada una a favorecer a la otra. Ninguno de los integrantes impone al otro una relación complementaria, cada uno de ellos se comporta de una manera que presupone la conducta del otro, al mismo tiempo que ofrece motivos para ella: sus definiciones de la relación coinciden.

En el caso de una relación simétrica, se intercambia el mismo tipo de conducta entre dos individuos; uno y otro pueden indistintamente tomar la iniciativa, criticarse, aconsejarse, etc. En esta relación no existen dos posiciones, está basada en la igualdad y existe el peligro de la competencia o rivalidad: cuando uno manifiesta haber tenido éxito, el otro señala que también él ha conseguido objetivos de dificultad similar.. Cuando se pierde la estabilidad en una relación simétrica, se produce frustración en uno de los miembros de la pareja, generando así una serie de disputas, tratando de lograr de nuevo la simetría incluso dentro del conflicto. Se observan comportamientos alusivos a “tu me la haces, yo te la hago también”. La única forma de acabar con este tipo de conflicto es que uno de los miembros de la pareja decida abandonar la batalla.

Cada pareja decide el modelo de relación que la caracterizará, lo importante es tener en cuenta los valores que se le agregan tales como el respeto, la tolerancia, la autonomía y por supuesto el dialogo.