Ser profesional en el
sentido de formación o aprendizaje, ostenta una gran gama de opciones, como las
basadas en tecnología, adelantos científicos, la medicina, la docencia, las
ciencias humanas y sociales, etc. No obstante, todas representan un quehacer
que requiere un compromiso con la sociedad y con la profesión persé. Es así
como los profesionales en general, son
aquellas personas que conocen y saben hacer apropiadamente su labor y dedican
la mayor parte de su tiempo a ella, convirtiéndola en su medio de vida.
El comportamiento del
profesional debe ser orientado por la conjunción ética, la cual debe ser la
esencia del servicio profesional, entre el proyecto de vida personal y la base
de la confianza que de alguna manera la sociedad deposita en los profesionales.
Convirtiéndose en ciudadanos con mayor responsabilidad hacia la comunidad, dado
el bagaje de conocimientos y herramientas adquiridas durante su preparación
como tal.
La
reflexión gira en torno a la importancia de que cada persona que desea
prepararse para ejercer una profesión, debe buscar la excelencia desde dos
puntos de vista: Contar con un concepto claro e innovador de la vocación
profesional como proyecto de vida en términos honestos, justos y responsables;
así como tener clara la magnitud de ofrecer un servicio comprometido y sobresaliente
para la sociedad.
Para
el logro de dicho servicio, se considera ineludible escoger adecuadamente la
profesión a desarrollar, teniendo en cuenta el indagar suficiente información
sobre la carrera a estudiar, decidir concienzudamente dicha profesión, evitando
estudiar por estudiar. Escuchando las sugerencias de padres y familiares, sin
basarse sólo en lo que ellos quisieran que se elija, ya sea por el estatus de una
profesión o por el posible margen económico que represente. Se debe tomar el
tiempo preciso para tan importante decisión, puesto que dicha elección se
convertirá en el proyecto de vida.
El ejercicio profesional se construye y se debe contar con un discurso
coherente, que permita orientar la acción de las personas interesadas en ser idóneos
profesionales en el sentido completo del término, es decir, profesionales
técnicamente capaces y honestamente rectos en el desempeño de su labor
profesional. En este orden de ideas surge un desafío de doble vía, ser extraordinarios profesionales para ser íntegros ciudadanos y ser extraordinarios ciudadanos
para ser íntegros profesionales.
Es
así como emerge el valor del compromiso y la coherencia, teniendo en cuenta que
tiene por objeto el ser y parecer una persona con actitudes y comportamientos
consecuentes cotidianamente, existiendo una relación estrecha entre lo que se
dice y se hace, responsablemente. Es relevante resaltar que en la medida que se
disfrute lo que se hace, igualmente se reflejará en el quehacer y en quien
recibe el servicio. Muy seguramente será mucho más eficiente y eficaz en su profesión.
En esta medida se lograrán altos niveles de compromiso tanto en los lugares de
trabajo, como en las esferas personales, familiares y sociales, uniendo
factores primordiales como son la coherencia y la responsabilidad.