viernes, 16 de abril de 2010

La mañana: ¡un hermoso despertar!

Todos deseamos tener un día maravilloso, en el que todo nos salga bien de acuerdo a nuestro plan mental diario. Queremos que independientemente del clima, del agite de la ciudad, de la programación laboral o académica, sea un día agradable.

Pues bien, esto depende de nuestra actitud hacia la vida,  al día a día, al entorno, hacia los demás. He ahí la importancia de un buen despertar. De ese primer momento de la mañana depende en gran medida el trascurrir del día. Ese instante al empezar la mañana afecta nuestros sentidos, nuestra visión del  mundo, nuestra actitud.

Los niños y niñas, no son ajenos a este sentimiento ni a esta programación. Así que nosotros los adultos, como padres podemos contribuir enormemente a que el día de nuestros hijos sea agradable y este objetivo empieza justo en el momento de despertar.

Cada familia es diferente y tiene costumbres propias, no obstante, vale la pena preguntarnos: ¿Cómo despertamos a nuestros hijos?, ¿Cómo contribuimos a que su día sea más agradable?, ¿Cómo es nuestro despertar?

Es así como vale la pena mantener la mente bien abierta y establecer una agradable, positiva y optimista rutina al levantar a nuestros hijos. Quizás surjan muchas sugerencias y está bien tenerlas en cuenta, por ahora ¿qué tal si nos atrevemos a levantarnos antes que los chicos, organizar nuestras cosas, nuestra presentación personal, estar listos y dedicarles sin afanes entre 7 y 10 minutos para su lindo despertar?

Como propuesta podríamos empezar por dejar lo que necesitamos listo desde la noche anterior, así en la mañana podremos contar con un tanto más de tiempo, pudiendo empezar hablándoles de manera dulce, tranquila, amorosa y con un tono que le vaya despertando,  mientras damos unas caricias por su espalda, cabeza, cabellos, un cosquilleo suave pero no arrullador. Hablando siempre, deseándoles los buenos días, recordándoles cuanto les amamos y que ya es hora de empezar un hermoso día. Hay que animarlos con cierta firmeza para tomar el baño mañanero y todo lo que representa la rutina de la mañana antes de ir al colegio y nosotros al trabajo.

Muy seguramente se despertará alegre, entusiasmado, amado y con una buena disposición para recibir este nuevo día. Se convertirá en un lindo recuerdo más de su infancia y aprenderá un buen hábito también.Esta forma de despertar se verá reflejada en su comportamiento en casa, en el colegio, con sus amigos, consigo mismo. Tendremos todos un mejor día, cada día.

Solo resta recordar que para lograr nuestros distintos objetivos se requiere de perseverancia, constancia, paciencia y mucho entusiasmo.

¡Vamos todos a intentarlo!